PUEBLOS Y CIUDADES
Madrugar con el lugar, verlo desperezar. Observar cómo se despierta, agiliza su accionar. Caminar, caminar mucho. Quedarme en una esquina sin tiempo y ver a la gente pasar. Contemplar cómo el sol abraza de a uno, contorneando siluetas y haciéndolas brillar.
Caminar hasta perderme entre sombras que se alargan y diluyen a medida que el sol se va. Como queriendo dilatar el tiempo y no desaparecer en la oscuridad.
Llega la noche. Aminoro la velocidad. Ahora son ráfagas de vida las que veo pasar.